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Foto del escritorMarlon Corona

Visión espiritual

"Y vista a los ciegos." (Lucas 4:18).


En cierta ocasión, un periodista le preguntó a Helen Keller: “¿Qué es peor que la ceguera?" Ella respondió: "Tener ojos pero no tener visión”. Además añadió: “La fe son los ojos del corazón”. Aquel que ha creído en Cristo, en realidad, ha comenzado a vivir basado en la fe. Porque la vida cristiana es una vida de fe.


Vivir sin Cristo en este mundo es vivir en ceguera espiritual. Sin embargo, creer en Jesús como Señor y Salvador es abrir los ojos al mundo de Dios para vivir en la dimensión de la fe. Hoy, Dios nos concede visión espiritual por medio de Cristo.


Eleva tu mirada hacia Dios.

Un maestro de educación física que enseñaba a sus alumnos la disciplina del salto de longitud, les enseñó cuál era la mejor manera de hacer saltos de larga distancia. El día del entrenamiento, pidió que todos hicieran su mejor salto. Así que todos hicieron su mejor esfuerzo corriendo y saltando.


Después de que cada alumno había saltado, les señaló un error clásico y muy básico que muchos cometen al principio. Les dijo que al pisar la línea de despegue y brincar, muchos ponen sus ojos en la arena en donde van a aterrizar.


Entonces, el maestro les dijo: “En el siguiente salto, quiero que intenten algo diferente”. Los estudiantes pensaron que diría que se necesitaba más velocidad o más fuerza, o algo semejante. Sin embargo, para sorpresa de todos, les dijo que lo único que quería que hicieran esta vez era que, en el momento de pisar la línea de despegue y saltar, levantaran la cabeza y alzaran la vista.


El maestro les explicó que al hacerlo, eso jalaría sus cuerpos en un ángulo que les permitiría tener una mayor longitud en su salto. Cuando los jóvenes comenzaron a hacerlo, de una manera asombrosa comenzaron a superar sus propias marcas.


Esa técnica enseñada por este maestro de universidad me recuerda todos aquellas promesas de la Palabra que nos invitan a elevar nuestra mirada hacia Dios por encima de nuestros problemas y afanes. Por ejemplo, el Salmo 25:15 dice: “Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red”. O el 34:5: “Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados”.


Muchas veces estamos tan enfocados en las cosas de este mundo y en nuestras carencias y problemas, que nuestros saltos de fe son muy cortos. Pero cuando levantamos la vista al cielo y contemplamos a Dios por fe, tenemos grandes avances y podemos hacer grandes cosas para Dios.


Debemos recordar que ahora que hemos creído en Cristo, hemos sido llamados por Dios para vivir en la fe. Esto significa que nuestros ojos espirituales han sido abiertos y ahora entendemos lo que antes estaba velado para nosotros.


A menudo, cuando platico con aquellos que recién comienzan su vida cristiana, escucho la frase: “Antes no entendía la Biblia. Había escuchado sobre Jesús, pero no lo conocía. No entendía nada acerca de Dios”. Eso sucede porque los ojos de nuestro entendimiento han sido abiertos por la gracia de Dios. Por eso la Biblia dice en 2 Corintios 3:16 dice: “Cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará”.


Antes de creer en Cristo, la Biblia dice que estábamos ciegos espiritualmente. Esto significa que no podíamos ver a Dios ni entendíamos su Palabra. No obstante, uno de los propósitos de la venida de Cristo al mundo fue, como lo dice Lucas 4:18, dar “vista a los ciegos”.


Esto significa que al recibir al Señor, nuestros ojos espirituales se abrieron y comenzamos a comprender el mundo espiritual y a vivir por fe. Por lo tanto, aquella persona que no ha tenido un encuentro con el Señor Jesús sus ojos permanecen cerrados.


Los que son ciegos espirituales no pueden entender a Dios y no pueden conocerlo. Para ellos, las cosas espirituales son locura y no las pueden entender. Pablo dijo: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14).


La buena noticia es que Cristo vino al mundo hace dos mil años para darnos vista espiritual y guiarnos a Dios para que podamos conocerlo. Por eso, si usted cree en Cristo, sus ojos son abiertos y, como consecuencia, comienza a comprender el mundo de Dios y entra en la dimensión de la bendición y la paz. Entonces, usted es prosperado en todas las cosas y tiene salud, así como prospera su alma.


Las personas a las que Cristo ha abierto sus ojos tienen ciertas cualidades que comparten en común. Primero, son personas guiadas por la Palabra de Dios. Cuando una persona reciben la visión espiritual de Dios, entonces la Biblia se vuelve la luz que dirige sus pasos.


El Salmo 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Al leer la Biblia, contemplamos el gran amor de Dios y nuestros pasos son ordenados por su verdad. Es ahí, cuando comenzamos a entender los principios de la Biblia y, al aplicarlos, comenzamos a cosechar abundantes bendiciones y favores del cielo.


De la Palabra de Dios aprendemos que no debemos vivir una vida materialista ni egoísta. Aprendemos que el orgullo, la arrogancia y la obstinación son caminos destructivos. Además, aprendemos orar y a tener comunión con el Espíritu Santo. Todo esto y mucho más sucede cuando nuestros ojos se abren.


En segundo lugar, las personas a las que Cristo ha abierto sus ojos contemplan a Dios y llevan vidas centradas en Él. Antes, cuando nuestros ojos espirituales estaban cerrados, llevábamos vidas egocéntricas y banales. Sin embargo, cuando nuestros ojos fueron abiertos, entendimos que Dios es el Único digno de admiración y que vivir contemplándolo es lo más importante en la vida.


El profeta Isaías dijo: “Tus ojos verán al Rey en su hermosura” (Isaías 33:17). Al recibir visión espiritual contemplamos la hermosura del Rey de reyes y aprendemos a verlo a cada paso de nuestra vida. Descubrimos que Él siempre ha cuidado nuestras vidas y ha tenido misericordia de nosotros.


En tercer lugar, cuando nuestros ojos espirituales se abren, somos guiados por el Espíritu Santo y recibimos la sabiduría de lo Alto. Entonces, somos guiados a la bendición y al éxito. 2 Corintios 2:12 dice: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”.


Recordemos que Jesús vino al mundo con un propósito claro y nítido. Él vino para predicar las buenas nuevas de salvación y esperanza, vino para sanar a los quebrantados de corazón y a los que han sido golpeados por la vida. Él vino, además, para liberar a los cautivos de toda opresión.


Además, Él nos otorga vista espiritual. Por eso, los que han creído en Jesucristo están en el nuevo tiempo que Dios ha establecido y pueden ver claramente los asuntos espirituales. El día de hoy, pídale más luz a Dios y que lo sane de toda ceguera espiritual en su vida. Entonces, comenzará a ver más claramente a Dios, entenderá su Palabra y será bendecido. De esta forma, las bendiciones de lo Alto no dejaran de llegar a su vida.


Haga esta oración conmigo.


Padre nuestro, hoy has sanado mi ceguera espiritual. Ya no soy un ciego que no tiene futuro. Mi vida ha recibido la luz de tu Palabra y puedo avanzar confiado hasta tener éxito. Gracias Padre, en el nombre de Jesús, amén.

Jesucristo me dio vista espiritual para comprender las cosas del cielo. Amén.



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