"Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido." (Lucas 19:10).
La vida del hombre es la suma de muchos encuentros que se dan a lo largo del tiempo. Algunos encuentros son buenos y añaden bendición a nuestra vida, pero en otros casos son dañinos y nos perjudican.
Algunas personas, llegan a pensar que tener un encuentro con el dinero, con la fama, el poder, los bienes materiales y con la posición social, les dará paz en su corazón y la plenitud que tanto buscan. Sin embargo, estos encuentros solo dejan un vacío más grande en el corazón del hombre.
Francamente hablando, el encuentro más importante y el que tiene poder para cambiar nuestra vida, es el encuentro con Dios, por medio de Jesucristo. Aquellos que se encuentran con Él reciben salvación, sanidad interior, liberación, identidad y un claro propósito en la vida.
No solo esto, sino que un encuentro con Dios nos hace libres de la opresión y la amargura, y nos brinda un fresco toque de paz y esperanza. Por lo tanto, tener un encuentro con Dios es la experiencia más maravillosa que cualquier persona pueda tener.
La Biblia es el libro de los encuentros de Dios con el hombre. Por lo tanto, debemos mirar cuidadosamente en sus páginas y descubrir la manera en la que nosotros podemos tener un encuentro con Dios que transforme nuestra vida. En la Biblia, por ejemplo, hallamos que el profeta Amós reprendió al pueblo de Israel por su rebeldía y terquedad. Sin embargo, Dios todavía quería encontrarse con ellos.
En Amós 4:12-13 dice así: “12 Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel. 13 Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre”.
No bien, el pueblo de Israel había desobedecido a Dios y se había vuelto duro de corazón, Dios les dijo: “Vengan al encuentro con su Dios”. En el versículo 13 Dios les declara Quién es Él: “El Dios que da a conocer sus pensamientos a los hombres, que cambia las tinieblas, la oscuridad, en claridad y luz, Aquel que está sobre todas las cosas”. Cuando nos encontramos con Dios, llegamos a conocer sus pensamientos por medio de su Palabra, pasamos de estar en tinieblas a la luz de gracia y descubrimos que nuestro Dios es Soberano y Providente.
Además, en la Biblia, encontramos el relato del encuentro que Dios tuvo Jacob, en Peniel. Después de que Dios vino a este hombre, un asombroso milagro sucedió en él. En Génesis 32:20 leemos lo siguiente: “Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”.
Todos nosotros, en muchos sentidos necesitamos tener nuestro propio “Peniel” con Dios. Es decir, debemos ir al lugar en el cual veremos a Dios cara a cara y nuestra alma será librada. Pero, ¿de qué es libre nuestra alma? Llegamos a ser libres de la amargura, del rencor, de la culpabilidad, del complejo de inferioridad y del temor. El Señor verdaderamente libra nuestras almas.
En la Biblia, hubo, además, una mujer que fue transformada al tener un encuentro glorioso. Esta mujer había tenido cinco maridos, y aun estaba viviendo con un sexto hombre sin estar casada. Ella pensaba que la verdadera paz y la felicidad vendrían como resultado de estos encuentros. Por lo tanto, era una mujer sedienta y ansiosa.
Todos la rechazaban y la menospreciaban a causa de su condición. Sin embargo, Jesús vino a encontrarse con ella. En aquella conversación que tuvieron junto al pozo de Sicar, y al verla tan frustrada, Jesús le dijo: “El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14).
Aunque nos encontremos en medio de la aflicción, el fracaso y la preocupación, como esta mujer, y hayamos vivido en medio del pecado y la rebeldía contra Dios, Jesús viene a buscarnos y a ayudarnos. En la noche más oscura de nuestra vida, Jesús quiere guiarnos para tener un encuentro con Dios.
El día de hoy, usted tiene la invitación de parte de Dios para tener un encuentro con Él. Dios le llama y le dice: “Tengamos un encuentro personal”. Sin embargo, ¿cómo podemos tener en encuentro glorioso con Dios? Esta es una gran pregunta.
La Biblia nos dice claramente que a Dios nadie le ha visto jamás. Sin embargo, quien viene a Cristo puede conocer personalmente a Dios y tener un encuentro con Él. Por eso, solo por medio de Jesucristo una persona puede encontrarse con Dios. La Biblia dice: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18).
Cuando usted conoce a Cristo y le recibe en su vida como Señor y Salvador personal, entonces Jesucristo le guía al Padre y usted puede conocerlo de manera personal. El apóstol Pablo escribió en 1 Timoteo 2:5 lo siguiente: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Como este pasaje nos enseña, solo Jesucristo, quien es Dios encarnado, es el Mediador, el Intercesor entre Dios y los hombres.
Cuando el Señor Jesús estuvo en esta tierra, Él dijo en Lucas 19:10 de esta forma: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Esto significa que Él viene a buscarnos con la finalidad de encontrarse con nosotros.
Por causa del pecado de Adán y Eva, el hombre perdió su comunión con Dios, quedó herido interiormente por la amargura y la inferioridad, cadenas de opresión le fueron puestas por el reino de las tinieblas y perdió su identidad y su propósito en la vida. Sin embargo, Cristo vino al mundo para buscarnos y salvarnos, devolviéndonos todo aquello que habíamos perdido en un principio.
Este encuentro con Dios cambia nuestra vida para siempre, porque Jesús nos ofrece perdón de pecados, sanidad interior, liberación, una paz profunda y una clara identidad y propósito en la vida. Aquellos que tienen un encuentro con Dios por medio de Jesús, el Mediador, no están más sedientos, ni perdidos ni arruinados, sino que sus pecados son perdonados y pueden llevar una nueva relación con Dios.
Prepárese para tener un encuentro con Dios. Venga delante de Él en oración y reciba su gracia y su misericordia. Al hacerlo, todo cambia y un milagro ocurre.
Haga esta oración conmigo.
Padre celestial, nosotros estábamos lejos de ti por causa del pecado. Estábamos lejos de ti así como está lejos el este del oeste. Sin embargo, Tú enviaste a Jesucristo a buscarnos y a salvarnos, recuperando así todo lo que habíamos perdido en un principio. Por medio de Cristo, quien es el Único Mediador entre Dios y los hombres, hoy podemos tener un encuentro contigo.
Te agradecemos por esta gracia que ha transformado nuestras vidas. Hoy recibimos de ti salvación, perdón de pecados, sanidad interior, liberación de toda opresión, un fresco toque de paz y de esperanza, así como identidad y propósito. En el nombre de Jesús. Amén y amén.
Si deseas recibir los audios de las Meditaciones Ascender en tu celular, envíanos un mensaje de WhatsApp con tu nombre al +5213322061834 ¡Es gratis y siempre lo será!
Comentarios