"Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz" (Efesios 5:8)
La Biblia afirma que la persona que está en Cristo es una nueva criatura, la cual ha pasado de muerte a vida, de maldición a bendición y de tinieblas a luz. Ese es el significado de haber nacido de nuevo.
Nosotros somos nuevas criaturas que han sido arrebatados de las garras de la muerte, que tienen la plena bendición de Dios y que tienen brillando la luz del Señor en su ser. Como hijos de Dios, debemos empezar a vivir escribiendo una nueva historia en nuestras vidas.
El fruto de la luz y el Espíritu Santo.
Un profesor universitario escribió en su pizarra con mayúsculas, la frase: “DIOS ES MALO” y después retó a sus alumnos con esta pregunta: “¿Creen ustedes que Dios creó todo lo que existe?” Un estudiante respondió sin titubear: “Sí, Él es el Creador del universo”.
Nuevamente, el maestro reiteró: “¿Dios creó todas las cosas?” A lo que el joven nuevamente respondió: “Sí, señor, Él creó todas las cosas”. El profesor contestó: “Debido a que Dios creó todas las cosas, entonces Dios creó el mal, pues el mal existe. Y bajo el concepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo, pues Él nos creó y nosotros somos malos”.
El estudiante se quedó callado ante tal respuesta, y el profesor, feliz se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito. Mientras tanto, otro estudiante levantó su mano y dijo: “Profesor, ¿puedo hacer una pregunta?” El maestro respondió que sí.
Este joven se puso de pie y preguntó: “Profesor, ¿existe el frío?” A lo que el docente dijo: “¿Qué clase de pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío nunca?”
El joven respondió: “De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la física, lo que consideramos como frío, en realidad es ausencia de calor”. El joven continuó diciendo: “Maestro, debido a que el frío no existe, hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor”.
El muchacho hizo una nueva pregunta: “Maestro, ¿existe la oscuridad?” El profesor respondió: “Por supuesto, la oscuridad existe”. A lo que el joven dijo: “Con el respeto que me merece, nuevamente se equivoca señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad la ausencia de la luz. Podemos estudiar la luz pero no la oscuridad”.
El joven señaló la enciclopedia que el maestro tenía entre sus libros y le dijo: “Según nuestros conocimientos, la oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente. Podemos determinar cuan oscuro es un espacio con base en la ausencia de luz en ese espacio. Pero la oscuridad no existe”.
Finalmente, el joven preguntó al profesor: “Señor, ¿el mal existe?” A lo que el profesor respondió:
“Por supuesto que existe, como lo mencione al principio, vemos violencia, crímenes, hambre y muerte por todo el mundo. Esas cosas son el mal. Por lo tanto, el mal sí existe”.
A lo que el estudiante respondió: “El mal no existe, señor, o al menos no por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios. Es, al igual que en los casos anteriores, un termino que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios”.
“Dios no creó el mal. No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. Sino que el mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz. Por eso, lo que consideramos como mal es solo la ausencia de Dios en la vida del hombre”.
El profesor, después de escuchar las palabras del joven, asintió con la cabeza y en silencio borró las palabras de la pizarra. El nombre de aquel joven era Albert Einstein.
El concepto de “Tinieblas” en la Biblia se usa para referirse al hombre que vive sin Dios, alejado de su amor y con obstinación en su corazón. La Biblia nos dice que antes, todos nosotros vivíamos en tinieblas, pero ahora que hemos creído en Cristo pertenecemos a la luz.
Efesios 5:8-9 dice así: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad)”.
Nuestra identidad no es más la de las tinieblas sino la de la luz. Esto significa que nos hemos reconciliado con Dios, nuestros pecados han sido borrados y tenemos una nueva comunión con el Padre, la cual antes estaba rota por el pecado.
Estar en la luz es poder presentarnos delante de Dios sin ser reprendidos por nuestro corazón. Es decir, toda vergüenza y toda culpa han sido retiradas de nuestro corazón. Esto solo es posible cuando hemos sido limpiados por la sangre de Cristo y llegamos a tener paz con Dios. Por eso, 1 Juan 3:21 dice: “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios”.
Ahora que vivimos en la luz de Dios debemos manifestar el fruto de esa luz. El fruto que la Biblia nos señala es: “Bondad, justicia y verdad”.
La primero es la bondad. Esto es lo contrario a la maldad. Se refiere a hacer el bien, teniendo buenos pensamientos. Como hijos de Dios que vivimos en luz debemos tener una conciencia bondadosa. Gálatas 6:9 dice: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.
Es importante que los cristianos seamos evaluados como personas buenas por la gente del mundo que nos rodea. Lo más desagradable es cuando una persona dice que es cristiana pero roba, critica, maldice y pelea. Eso significa que no está viviendo en la luz.
La segundo es la justicia. Se refiere a vivir de una manera honesta y justa. El Señor nos pide, ahora que estamos en la luz, que nuestra vida manifiesta su justicia: “qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8).
Las personas que han tenido un encuentro con Cristo no pueden asociarse con la injusticia. Esto se debe a que, tales personas han abandonado el orgullo, el abuso, las ofensas y la deshonestidad.
Lo tercero es la verdad. Para reflejar la luz debemos vivir en verdad. Un pastor dijo: “La mentira puede contener algo de verdad, pero la verdad nunca podrá contener nada de mentira”. Es decir, en la verdad, no existe la mentira.
¿Sabe usted cuál es la cualidad más destacable de Satanás? La mentira y el engaño. Por eso, cuando una persona miente, en realidad está siendo usada y engañada por el diablo. Por eso, los que viven en la luz deben ser verdaderos, honestos, justos y puros.
Nuestra identidad ha sido cambiada de las tinieblas a la luz. Por lo tanto, debemos vivir vidas transformadas. La Biblia dice que usted ahora es luz en el Señor. Renunciemos a la antigua naturaleza y a la vieja identidad, y vistámonos de acuerdo con la nueva creación. Usted es luz en el Señor.
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