Seamos sabios

La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba (Proverbios 14:1).

La sabiduría y la necedad se evidencian a sí mismas en la vida de una persona a través de las decisiones, las palabras y la fe. Es decir, la sabiduría y la necedad son evidentes. Cuando hay sabiduría, eso se puede ver. Y cuando hay necedad, sucede lo mismo.

Entonces, ¿cómo se evidencian la sabiduría y la necedad? Si miramos detalladamente la Biblia, podemos descubrir la respuesta a esta pregunta.

Primero, para llegar a ser sabios, la Biblia nos dice que debemos creer en Cristo y recibirlo. Esto es algo que Dios hace en nuestra vida por su propia voluntad. Cuando ocurre, entonces la sabiduría tiene lugar: "Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención" (1Corintios 1:30).

Cuando creemos en Cristo, la sabiduría entra en nuestra vida. Entonces, comienza a manifestarse a través de nuestros pensamientos y finalmente alcanza nuestras acciones: "La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba" (Proverbios 14:1).

No solo eso, sino que nuestras palabras también evidencian si vivimos en sabiduría o en necedad: "En la boca del necio está la vara de la soberbia; mas los labios de los sabios los guardarán" (v. 3).

A propósito, ¿cuáles han sido sus palabras últimamente? La verdad es que la vida que estamos llevando es el resultado de las palabras que hablamos anteriormente. Esto es verdad porque la Biblia nos enseña que las palabras tienen un alcance prácticamente ilimitado.

La sabiduría y la necedad son evidentes. Por eso, vivamos delante de Dios, pidamos diariamente sus sabiduría y caminemos tomados de su mano.