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Foto del escritorMarlon Corona

Los siervos que Dios envió

"Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen" (1 Tesalonicenses 5:13)


El libro de Proverbios, en la Biblia, es el libro de la sabiduría de Dios. Todo lo contenido ahí son los pensamientos celestiales que traen felicidad a la vida y además nos encaminan a la paz.


Uno de los pasajes que revelan esta verdad es Proverbios 4:20-22 que declara:


“20 Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo.

21 No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón.

22 Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo.”


Este pasaje resalta que seguir los consejos de Dios y escuchar atentamente sus palabras, son el inicio de una vida abundante.Además, el guardar las palabras de Dios de nuestro corazón trae sanidad y restauración a nuestra vida.


En otras palabras, cuando una persona sigue las instrucciones de Dios y se aferra a ellas, no importando si parecen anticuadas o pasadas de moda, o sin son criticadas y menospreciadas por otros, tal persona encontrará el manantial de la vida y una fuente abundante de paz y bendición.


Mis amados, los que hemos nacido de nuevo como resultado de la obra sobrenatural de Dios, debemos atender a las instrucciones de Dios.


El apóstol Pablo nos señala algunas de ellas. En 1 Tesalonicenses 5:12 en adelante, encontramos lo siguiente.


Quisiera que leyéramos el pasaje completo para posteriormente ir versículo por versículo explicando su significado durante toda esta semana, si Dios nos presta la vida.


El pasaje dice de esta forma:


“12 Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor.


13 Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros.


14 Hermanos, también les rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos.


15 Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no solo entre ustedes, sino a todos.


16 Estén siempre alegres, 17 oren sin cesar,


18 den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.


19 No apaguen el Espíritu, 20 no desprecien las profecías, 21 sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, 22 eviten toda clase de mal.


23 Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 El que los llama es fiel, y así lo hará.”


En su Palabra, Dios nos da promesas y palabras de aliento. Sin embargo, también encontramos el parámetro de vida que Él mismo ha trazado. Lo que acabamos de leer en 1 Tesalonicenses 5 describe la manera en la que Dios quiere que nosotros vivamos.


Veamos versículo por versículo. Comencemos por los versículos 12 y 13. Dicen de esta forma:


“12 Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. 13 Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros”.


Pablo le dirige estas palabras, no solo a los Tesalonicenses, sino a todos los cristianos en todas las épocas. Aunque parece ser una petición de Pablo, en realidad es una petición que Dios mismo hace. Es decir, esto procede del corazón de Dios.


Ahora, ¿qué es lo que Dios pide de nosotros en este pasaje? Primero dice: “Consideren a los que trabajan arduamente entre ustedes”.


Esta palabra se refiere a los pastores, maestros y líderes en la iglesia. La palabra considerar significa: “Tener en cuenta; comprender; entender su situación”. Lo que Pablo quiere decir es que no es nada fácil ponerse al frente de la gente y dirigirla. Es una tremenda carga.


Primeramente, para con Dios, quien es el que llama. La responsabilidad de un pastor es hacia con Dios, antes que nada. El pastor está sirviendo al Señor y respondiendo al llamado que Él le ha hecho. Por esta razón debe ser a lo sumo cuidadoso y diligente.


En segundo lugar, la responsabilidad de un pastor es hacia la gente. tiene que ser ejemplo en todas las cosas.


Mire lo que dice la Biblia, en 1 Timoteo 4:12. Estas palabras se las dijo Pablo a Timoteo, un pastor joven que servía en la iglesia de Éfeso. Se estima que él tenía entre 30 y 35 años de edad.


Pablo le dice lo siguiente: "Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza".


Pablo está depositando una tremenda responsabilidad en Timoteo. Una pesada carga sobre su espalda. Una carga que solo puede ser sobrellevada por la gracia de Dios. Solo si Dios sostiene al pastor, este podrá cumplir debidamente con su responsabilidad.


Y ¿cuál es su responsabilidad? Él debe ser ejemplo en todas las cosas.


Pablo, quien sabe esto mejor que nadie, pide a los creyentes: "consideren a los que trabajan entre ustedes".


Además, en el pasaje de 1 Tesalonicenses 5:12, el apóstol añade: “A los que los guían y amonestan en el Señor”.


Esto quiere decir que el pastor tiene la responsabilidad de guiar a la gente. Para ello, primero tiene que estar seguro de la voluntad de Dios. No puede guiar a la iglesia según sus propios pensamientos y ambiciones. Tiene que renunciar a todo ello para guiarlos por donde el Señor le indique.


Es decir, el pastor no puede seguir su propio camino. Debe seguir el camino de Dios y obedecerlo en todo.


Por otro lado, también tiene la responsabilidad de “amonestar”. ¿Sabe qué significa esto?


Mire, nos gusta que el pastor nos predique mensajes de esperanza, de fe, de sueños en Dios, pero ¿qué cuando el pastor nos regaña o nos reprende?


La palabra amonestar significa en este contexto bíblico: “Reprender severamente a una persona por un error o una falta que ha cometido, para que no la vuelva a cometer”.


Naturalmente, no nos gusta ser amonestados. Nos avergüenza, nos enoja, nos indigna que alguien señale nuestro error. Pero esta es una labor que el pastor tiene que hacer en amor. Y muchas veces, la gente se vuelve en nuestra contra.


Pablo le dice a los Tesalonicenses: “Consideren a los que trabajan entre ustedes”.


Significa “comprendan, entiendan la posición y la responsabilidad de ellos, que no es nada sencilla”.


Además, incluye lo siguiente en el versículo 13: “Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros”.


Estas palabras me parecen muy hermosas y tiernas. Mire, en ocasiones, tengo que predicar sermones que reprenden y señalan el error de la gente. Pero predico de ese modo porque amo a la gente y tengo que advertirla, tengo que amonestar, con la finalidad de evitar un mal mayor. Pero lo hago con amor, porque amo a la iglesia de Cristo. Sin embargo, aun cuando he tenido que ser duro y áspero, la iglesia me ha mostrado su amor.


Hace tiempo, un hermano de la iglesia se acercó a mí y me dijo: “Pastor, que dura predicación. Me confrontó. Pero se lo agradezco porque era lo que yo necesitaba”.


Además, hace unas semanas, un hermano de la iglesia me llamó. Cuando vi su nombre pensé que algo malo había sucedido. Casi siempre que la gente me llama o me escribe es para pedirme oración o consejo por alguna situación difícil que están viviendo. Sin embargo, este hermano, cuando contesté el teléfono me dijo: “Pastor, ¿cómo está? Lo llamo solo para saludarlo y decirle que le amo en el Señor. Solo quería saber que usted está bien”.


No saben lo que me hizo sentir esa llamada. Me llenó. Me animó mi corazón. No porque yo estuviera desanimado, sino porque alguien se interesó por como yo me encontraba.


Una hermana, un día, al finalizar el servicio de adoración, se acercó a mí con una bolsa muy bonita y me la entregó. Era una bolsa de galletas que había comprado pensando en mi esposa y en mí. No sabe el gusto que me dió saber que alguien pensó en mí y me tuvo en su memoria.


Amados, cuando ustedes aman a su pastor, lo tienen en alta estima, se interesan por él, y lo consideran, el pastor se siente muy motivado y animado para seguir llevando a cabo su labor.


Aunque nos parezca asombroso, esta es una de las instrucciones de Dios para su pueblo: “Amen, estimen y consideren a los siervos que yo les he enviado”.


Por eso, yo les pido, amen a su pastor. Algunos que nos escuchan asisten a otras iglesias. Hermanos, amen a sus pastores. Sírvanlos. Sean amigos de ellos. Dios se los ha dado como un regalo. Tener un pastor en la iglesia es un regalo de Dios. Un verdadero pastor ama, vigila, se sacrifica por su iglesia. Está dispuesto a sufrir por el bien de ellos.


Hace años, cuando el Señor me llamó a servirlo, yo le dije: “Señor, yo te voy a servir. Estoy dispuesto a sacrificar mi vida, mi juventud, todo, por la gente que tú vayas a enviar a la iglesia”.


En aquel entonces tenía 25 años y estaba soltero. Siendo sincero, soñaba con tener una novia, salir a pasear con ella, dedicarme de lleno a amarla. Pero ¿sabe? no pude hacerlo. Tenía que enfocarme en el ministerio. Me despertaba muy temprano y me iba a dormir muy tarde. A veces no me quedaba tiempo ni de respirar.


Era pastor y al mismo tiempo trabajaba en un colegio como maestro de música y de inglés. Trabajaba 18 horas al día. Visitaba a la gente, dirigía las células, predicaba en las reuniones de oración matutinas, en las veladas, en los talleres y en los servicios dominicales. A veces, incluso, no tenía qué comer y no me quedaba más que ayunar. Tenía solo dos cambios de ropa. Pero sabía con todo mi ser que no podía dejar el ministerio para trabajar más o que no podía llevar a cabo mi sueños personales. Tenía que servir a Dios y a la gente que Él me había dado.


Hoy siento un gran amor por mi iglesia. Amo profundamente a la congregación que Dios puso en mis manos. Mi mayor interés es servirlos. Mi mayor anhelo es verlos triunfar y tener éxito. Por eso, aún hoy, invierto la mayor parte de mi tiempo escribiendo libros, preparando materiales, me dedico a preparar predicaciones para edificarlos.


Cuando ustedes aman y sirven a sus pastores, aquellos que se sacrifican por ustedes, en realidad, ustedes serán las personas más bendecidas. Un pastor que se siente amado y valorado por su iglesia, no dudará en sacrificarlo todo por ellos y darse de lleno para llevarles la Palabra. Invertirá su vida en el bienestar de ustedes.


Les pido en el nombre de Jesús que amen, bendigan, sirvan y apoyen a su pastor. Esto es algo que también agrada a Dios. Es una de las grandes instrucciones que Dios dió para la vida, para hallar la felicidad y la paz.



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1 Comment


eg4478142
Apr 15, 2020

Pastor Marlon aun no lo conozco solo x mi Madre que iba a sus servicios a Zapopan y asi me di cuenta de su pagina es una gran bendicion en estos momentos dificiles. Yo le escribo desde california y me gustaria hacerle una donacion. Quisiera q me informara como lo puedo yo hacer muchas gracias y Mi padre Dios lo Bendiga...

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