"A pregonar libertad a los cautivos." (Lucas 4:18)
Barclay dijo: “La mentira es la peor esclavitud”. Esto lo dijo refiriéndose a los terribles efectos que la mentira y el engaño han desatado sobre la humanidad desde el principio. Fue la mentira lo que hizo que el hombre perdiera el Edén y cayera en un estado deplorable. Fue la mentira lo que ha mantenido a la humanidad en ceguera y tinieblas. Y es la mentira lo que nos impide disfrutar en plenitud las bendiciones celestiales el día de hoy.
No obstante, quien viene a Cristo y le rinde su ser, encontrará en Él al más grande Libertador de todos los tiempos. Jesucristo rompe las cadenas, nos libera y nos hace entrar en la bendición de una vida abundante.
Randy So fue un pastor en los Estados Unidos que se caracterizó por ser un hombre muy entusiasta y un evangelista fervoroso. Como pastor en su iglesia, él estimulaba las nuevas ideas y siempre veía el lado positivo de las cosas.
En el mes de diciembre del 2008, celebró un servicio evangelístico, convocando cerca de 500 personas en un gran auditorio de la ciudad. Él dirigió la reunión, predicó y al finalizar el servicio, saludó a los invitados y oró por muchos de ellos. Como de costumbre, estaba sonriente y lleno de energía. Parecía que nada era capaz de detenerlo. Sin embargo, aquella reunión fue la última que presidió. Esa misma semana, cayó muerto luego de sufrir un paro cardíaco fulminante.
Las arterias tapadas, ya sea por razones hereditarias o por los malos hábitos alimenticios, son una de las razones principales de los paros cardíacos súbitos como el que sufrió el pastor Randy. Cuando el flujo normal de la sangre se interrumpe o se altera, el corazón deja de funcionar y entonces se genera un ataque fulminante que lleva a la persona a la muerte.
Nadie se imaginó que aquel pastor, lleno de entusiasmo y energía, dentro de sí tenía una bomba de tiempo. Aparentemente, en el exterior, todo marchaba bien. Sin embargo, en el interior, escondido a la vista de todos, estaba un impedimento físico que más tarde le arrebataría la vida.
Muchos creyentes en Cristo se ven felices en el exterior e incluso asisten a los servicios de adoración con regularidad mostrando un rostro alegre. Pero aún con todas las muestras superficiales del éxito y de alegría, existen obstáculos espirituales que les impiden vivir una verdadera vida abundante. Y esos obstáculos son muy parecidos a las arterias tapadas.
Estos obstáculos espirituales que nos impiden vivir en plenitud son nada más y nada menos que las mentiras y engaños que hemos aceptado en nuestro corazón a lo largo de nuestra vida y de los cuales aún no hemos sido liberados.
Cuando estos engaños están presentes en nosotros, se vuelven impedimentos u obstáculos para la libertad, para la bendición y para la felicidad. Si un cristiano desconoce la verdad de Dios revelada en su Palabra, será esclavo de las mentiras opresoras del diablo.
Como hijos de Dios, debemos comprender que Satanás ha perdido todo poder, autoridad y
dominio en nuestras vidas. Los hijos de Dios no podemos ser poseídos por los espíritus malos. Además, los cristianos ya hemos sido liberados totalmente del imperio de Satán. La Biblia dice: “Dios nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Col. 1:13).
Además, la Biblia declara que nuestro adversario ha sido despojado y exhibido, y totalmente derrotado, en la cruz del calvario. Colosenses 2:15 dice: “Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.
De modo que Satanás y todo su imperio ya no tienen ninguna autoridad ni poder en nosotros. En la cruz, él ha sido despojado, que significa “echado fuera” de la vida de los creyentes. No obstante, a pesar de que nuestro enemigo está derrotado y ha sido despojado, todavía trata por todos los medios de esclavizarnos. Y la única manera en la que puede hacerlo es a través del engaño y la ignorancia. En realidad, estas son las únicas armas de las que él dispone.
La Biblia nos enseña que el diablo es el “padre de mentira” (Juan 8:44). De modo que su obra se enfoca mayormente en engañar y corromper a través de la mentira. Además, si puede mantener a un cristiano en ignorancia, podrá esclavizarlo por medio de dudas, ansiedades y confusiones.
Como podemos ver, las armas principales del diablo son la mentira y la ignorancia. Por eso, cuando un creyente cree las mentiras del diablo en cierto sentido se vuelve un esclavo de esos engaños. Esta es la razón por la que, tan pronto llega una persona a nuestra iglesia, de inmediato le pido que se inscriba a un curso de estudio bíblico y asista formalmente a todas las reuniones de la iglesia.
¿Por qué? Porque entre más una persona se expone a la verdad de la Palabra de Dios que se predica en la iglesia, más libertad, gozo y plenitud experimentará en su vida. Pero entre menos conocimiento de Dios haya en una persona y menos conocimiento de lo que Dios hizo por ella, será esclava de la confusión y el temor.
Por esta razón, el Señor Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, y añadió: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:32,36). La liberación que Cristo nos ofrece se basa totalmente en un conocimiento amplio y profundo de la verdad. Podemos decir que, entre más conocemos la verdad, más libertad y más felicidad experimentamos en nuestra vida. Porque la libertad es sinónimo de felicidad. Y el Hijo de Dios vino a liberar a los cautivos de las mentiras opresivas del diablo.
En nuestra iglesia, las reuniones de liberación de malos espíritus no son confrontaciones directas contra el diablo. En realidad, muy pocas veces me he visto en la necesidad de tener que expulsar un demonio o algún espíritu inmundo. Más bien, cuando la gente asiste a los servicios de la iglesia o a las células, predicamos la Palabra de Dios y le damos a la gente la sana doctrina. De este modo, no hay necesidad de pelear contra los demonios. La sola Palabra de Dios predicada en el poder del Espíritu Santo es suficiente para liberar a los oprimidos.
Satanás trata de engañar a los cristianos para mantenerlos esclavizados por medio de tres mentiras principales. Primero, acerca de quién es Dios. El diablo nos quiere engañar sobre la bondad y rectitud de nuestro Dios. Nos quiere convencer de que Dios no es bueno, ni justo. Pero eso es una mentira.
Segundo, nos quiere convencer de que todavía somos sus rehenes y sus esclavos, que no somos salvos y que no somos hijos de Dios. Nos susurra: “Tú no mereces la gracia de Dios. Tú eres un pecador ¿de verdad crees que eres cristiano? ¡Mírate! No has cambiado! Seguramente vas a ir al infierno”. Pero esto, también es una mentira.
Tercero, el diablo nos engaña al respecto del porvenir. Nos hace olvidar la providencia de Dios y su gracia para nuestras vidas. Nos quiere convencer de que Dios nos ha abandonado y no tiene interés en nosotros. Pero esto es una mentira.
La Biblia refuta totalmente estos engaños. Primero, el Salmo 119:68 declara acerca de Dios: “Bueno eres tú, y bienhechor; enséñame tus estatutos”. Usted tiene un Dios bueno. Segundo, Tito 3:5 afirma que Dios “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia”. Usted es salvo por la gracia de Dios. Tercero, Hebreos 13:5 dice: “No te desampararé, ni te dejaré”. Usted tiene el cuidado y amor del Padre celestial.
Cristo vino al mundo para ofrecernos liberación de la opresión del diablo. Satanás oprime al mundo guiándolo por un camino de engaños, mentiras y tretas. Pero el Hijo de Dios, Jesucristo, nos da a beber del conocimiento de Dios y nos hace libres. Crea la Palabra de Dios y permita que Jesucristo le libere de toda opresión. Entonces, al vivir en libertad que Él da, usted será feliz y pleno.
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