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Foto del escritorMarlon Corona

La voz de Dios en mi vida


"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen" (Juan 10:27).

El Dios de la Biblia es un Dios que habla y se comunica con su pueblo. De hecho, una de las mayores bendiciones que tenemos como hijos de Dios es la de escuchar su voz y seguirle.

Dios no está distante, lejano e indiferente a nosotros. La verdad es que Dios, aún hoy, se interesa por nuestro bienestar y desea que tengamos paz y esperanza en nuestros corazones. Incluso, en Su Palabra, Él nos dice que desea que prosperemos en todo y tengamos salud, así como nuestra alma prospera.

Para que podamos ser así de bendecidos, Dios nos ha provisto su voz y su guía. Toda persona que esté dispuesta a escuchar al Señor y le siga con una obediencia determinante, encontrará el gozo más amplio, la paz más profunda y la confianza más firme.

Tema: La voz de Dios en mi vida

Una de las cosas más importantes en la vida cristiana es ser capaces de escuchar la voz de Dios. No importa cuanto una persona desee alcanzar el éxito y ser bendecida, ni siquiera cuanto se esfuerce por resolver sus problemas, si no es capaz de escuchar la voz de Dios, todo esfuerzo y dedicación serán en vano. Por otro lado, si construimos nuestras vidas a partir de escuchar la voz de Dios y le obedecemos, podremos gozar de las más grandes y abundantes bendiciones, y tendremos éxito en todo.

La vida, una obra de teatro

Cuando una persona dedica su vida a escuchar la voz del Señor y en consecuencia la sigue, presenciará los grandes milagros de Dios en su vida.

Por el contrario, si en lugar de buscar con denuedo la voz de Dios, una persona insiste en seguir sus propios pensamientos y emociones, entrará en un camino confuso y de mucho dolor.

El profeta Amós declaró de parte de Dios lo siguiente: “Así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis” (Amós 5:4). El profeta resumió la clave de la vida en una sencilla frase: “Quien busca a Dios, vive”.

De modo que si buscamos al Señor y anhelamos su voz, hallaremos la senda de la vida. Por lo tanto, debemos anhelar la voz de Dios en nuestras vidas. Debemos buscarla diariamente.

En la Biblia, encontramos el relato de un muchacho que escuchó la voz de Dios. Este joven, de nombre Samuel, se encontraba acostado en su cama cuando escuchó al Señor llamarle por su nombre.

Al escuchar la voz de Dios por tercera vez, Samuel respondió: “Habla, porque tu siervo oye” (1 Samuel 3:10). Esta es la misma actitud que nosotros debemos tener frente a Dios: “Señor, habla, estoy preparado para escucharte y seguirte”. El éxito o el fracaso depende de si escuchamos la voz de Dios y la obedecemos, o no.

Se dice que la vida es como una gran obra de teatro. Dios es el Escritor y Director de la obra y cada uno, en su vida personal, es el protagonista. Nuestra familia y nuestros amigos son el reparto y el diablo es el antagonista.

Así como una obra de teatro está dividida en varios actos, también en nuestra vida tenemos que interpretar diferentes actos y escenas.

Algunos, el día de hoy, se encuentran en el acto y en la escena de la prueba. Otros están en el acto y la escena del fracaso. Incluso hay quienes este año están interpretando el acto de un gran desafío o un cambio radical en su vida.

Lo más importante en la obra de teatro de la vida es conocer el libreto, seguirlo y hacer nuestra mejor actuación.

Si los actores de una obra no siguen fielmente el libreto, dicha obra se vuelve confusa. Algo similar sucede en la vida, si desconocemos el libreto o no lo seguimos, nuestra vida se volverá incomprensible y llena de dolor.

Sin embargo, ¿cuál es el libreto que debemos seguir? Es la voz de Dios que nos indica cómo debemos vivir y hacia dónde debemos ir.

En otras palabras, no importando lo que estemos viviendo tenemos que seguir la voz de Dios y estar atentos a su dirección. Esto, sin importar la escena que estemos viviendo, nos guiará al éxito y podremos glorificar a nuestro Dios.

Entonces, ¿en dónde podemos encontrar la voz de Dios que dirige nuestras vidas? Cuando hablo de escuchar la voz de Dios me refiero a captar el pensamiento de Dios el cual se encuentra solamente en la Biblia. En otras palabras, la fuente en donde escuchamos la voz del Señor es en Su Palabra.

Es cierto que Dios también nos habla por medio de circunstancias o vivencias que tenemos. Dios puede hablarnos a través de una predicación, una alabanza o en un tiempo de oración.

Incluso, el Señor puede hablarnos por medio de la exhortación y el consejo de un hermano de la iglesia. Sin embargo, la voz de Dios siempre resuena en consonancia con lo que Él ha revelado en las Escrituras.

El pastor Jonathan Edwards dijo: “Escuchamos a Dios hablar a través de las páginas de la Biblia. Y escuchamos el eco de la voz de Dios en nuestras circunstancias y vivencias personales”.

Lo anterior indica que podemos escuchar al Señor por medio de Su Palabra. Si la meditamos, la reflexionamos y la estudiamos, la voz de Dios se hará clara en nuestra vida y podremos ser dirigidos por el Espíritu Santo.

En la Biblia, el Señor Jesús nos dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27). El Señor dijo que solo sus ovejas pueden escuchar su voz. Esto significa que los que no pertenecen a su rebaño no le pueden oír.� Por más evidente que sea la voz de Dios, si no somos sus ovejas y si no pertenecemos a su rebaño, estaremos como sordos ante su voz.

En realidad, solo pueden escuchar a Jesucristo aquellos que se han acercado a Él en arrepentimiento y han creído solamente en Su Nombre. En otras palabras, para escuchar la voz del Señor primero tenemos que reconocerlo como nuestro Salvador personal.

A propósito, ¿ya le ha recibido como Señor y suficiente Salvador? El día de hoy usted puede tener un encuentro con el Padre celestial si tan solo cree en Jesucristo y le recibe.

El Señor Jesús, además, dijo: “Yo conozco a mis ovejas”. Estas palabras están cargadas de significado. Estas palabras singnifican que el Señor tiene una relación cercana y profunda con aquellos que pertenecen a Su rebaño.

El Señor no mira de lejos a los suyos. Aunque Él está en los cielos, sentado a la diestra de Dios, su presencia nos acompaña cada día por medio del poder del Espíritu Santo.

La palabra “conozco” usada por el Señor Jesús se refiere a una relación personal e íntima con aquellos que son sus ovejas. Por tal motivo, podemos afirmar que, aquellos que son su rebaño, conocen su voz y pueden seguirle con alegría y gozo.

Estamos comenzando un año nuevo. Cada día, cada semana, cada mes, traerá sus propias dificultades, afanes y negativas. Para que podamos tener éxito este años y triunfemos en la vida, debemos escuchar la voz de Dios.

El Señor nos habla ahora mismo. Él quiere que inclinemos nuestro oído a su Palabra. Si usted aparta tiempo el día de hoy para meditar en la Biblia, la memoriza y la pone por obra, su vida resplandecerá con el brillo celestial. Por lo tanto, permita que la voz de Dios resuene en su vida.

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