“Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros”. (2 Tesalonicenses 3:16)
De la misma forma como cuando hablamos con una persona y sus palabras nos revelan sus pensamientos e intenciones, o como cuando vemos el proceder de una persona, eso nos revela la actitud de su corazón, de la misma forma, cuando leemos la Biblia podemos descubrir el corazón de Dios.
En palabras simples, la Biblia contiene los pensamientos e intenciones de Dios. Cada página nos revela su voluntad y su carácter.
Lo asombroso es que, al leer la Biblia, rápidamente descubrimos que el Padre celestial quiere que nosotros sus hijos abundemos de paz, reposo y tranquilidad. La Palabra dice con toda claridad que Dios desea darnos paz en toda circunstancia. De modo que si nos acercamos a Dios con un corazón dispuesto nuestra vida será llena de paz.
La paz, la conclusión del caminar con Dios
El apóstol Pablo fue llamado por el mismo Jesucristo para que le sirviera llevando el Evangelio a los gentiles.
La misión de este apóstol era enseñar el camino de Dios a aquellos que no pertenecían al pueblo de Israel pero que por la gracia de Dios habían sido invitados a su pueblo amado.
Por esta razón, no solo predicó el Evangelio en riesgosos viajes misioneros, sino que se dedicó a escribir enseñanzas claras en forma de cartas, a las iglesias que él mismo había plantado.
En el Nuevo Testamento, se encuentran cerca de 13 de las cartas que Pablo escribió tanto a las iglesias como a los pastores que servían en ellas.
En sus cartas, Pablo resaltó sobre todo la obra de Cristo por medio de la cual una persona puede ser salva del pecado y de la ira de Dios.
Enseñó sobre la reconciliación con Dios por medio del sacrificio de Cristo y cómo nuestros pecados son borrados por su sangre.
Además, dejó instrucciones detalladas sobre cómo deben vivir los cristianos tanto dentro como fuera De la Iglesia. Habló del matrimonio, la familia, el mundo espiritual invisible y resaltó la importancia de prepararnos para la segunda venida de Cristo.
No solo eso, Pablo se esforzó por reprender y corregir los errores y pecados que los cristianos cometían con la finalidad de que cada creyente viviera una vida santa y limpia delante del Dios al que un día debían de presentarse.
Lo asombroso de todo esto, es que en la mayoría de sus cartas, Pablo siempre se despedía declarando la paz, la gracia y la misericordia de Dios sobre la vida de los creyentes.
Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, después de las grandes enseñanzas y verdades espirituales que compartía, dejaba impreso en la mente de los creyentes el sello de la paz de Dios.
Lo anterior puede resumirse de la siguiente manera: El camino de Dios conduce indudablemente a la paz y al reposo del corazón.
Toda persona que aprende el camino de Dios, en realidad se está encaminando a la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Mire la tremenda conclusión de Pablo en la segunda carta a los Tesalonicenses. En el capítulo 3, en los versículo 16 al 18 dice así:
“16 Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros. 17 La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo. 18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén”.
Sin lugar a dudas, cuando recibimos la Palabra de Dios en nuestra mente y la creemos en nuestro corazón, entonces, la paz celestial descenderá sobre nuestras vidas y el caos será cambiado en orden, la amargura en dulzura, la desesperanza en esperanza y la tristeza en gozo.
Puede que usted pregunte: “Pero, pastor ¿qué es la paz de Dios?” Esta es una pregunta muy válida.
La Biblia no solo dice que Dios da paz a los que caminan con Él, sino que Él mismo es el Dios de paz. Para entender el concepto de “la paz de Dios” sería bueno partir del concepto bíblico de paz.
En el Antiguo Testamento, la palabra original en el idioma hebreo que se usaba para describir la paz era “SHALOM”.
Este concepto describe a la persona que se encuentra satisfecha, completa, contenta y alegre. Es la ausencia de intranquilidad, preocupación o tristeza.
Una definición más específica para SHALOM es “Nada falta; nada está roto”. Es el estado de contentamiento y satisfacción total y plena.
El libro de Génesis describe a Dios recreando el mundo, restaurando el universo, dando orden donde antes había caos, pintando belleza donde antes había fealdad.
Al final de cada obra que Dios hacia, la Biblia dice: “vió Dios que era bueno”. Esta frase se repite cerca de 7 veces, con la variante “vió Dios… que era bueno en gran manera”.
Esta expresión denota la gran satisfacción y gozo de Dios al crear todo. Dios no estuvo en conflicto, ni en confusión, ni se sentía angustiado por nada.
El Dios Creador del universo estaba en paz, porque Él mismo es el Dios de paz.
Este Dios, comparte su plenitud, su gozo y su reposo con aquellos que le obedecen y viven delante de Él.
Amados, el día de hoy, el Dios de la Biblia, el Dios de paz, nos ofrece su paz en toda circunstancia.
Disponga su corazón el día de hoy. Prepárese para recibir la paz celestial en su vida cotidiana.
La nueva Versión Internacional dice en 2 Tesalonicenses 3:16 lo siguiente: “Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes”.
El día de hoy, pidámosle a Dios que nos conceda este precioso regalo en nuestro corazones y mentes.
Cuando esta paz gobierna nuestra vida, comenzamos a experimenta paz en nuestras relaciones personales, en nuestro hogar. La paz se vuelve nuestra acompañante a dondequiera que vamos. Reciba la paz de Dios en su vida, en el nombre de Jesús.
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