Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu (Proverbios 16:18).
El conocimiento trae claridad. Siempre que ignoramos la verdad, automáticamente nos volveremos esclavos de una mentira. Por eso, está escrito en la Biblia: “Y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
En el Siglo XIV se tenía la idea de que se podía ahuyentar al diablo al ridiculizarlo y hacerlo ver como un ser tonto. Debido a que la esencia del diablo es el orgullo, la arrogancia y la altivez, las personas comenzaron a pintar cuadros de él con cuernos, trinchete y patas de cabra. Además de un color rojo ridiculizante.
Después, pegaban esa imagen en sus puertas y anunciaban que el diablo no tenía cabida en ese hogar. De ahí que la gente lo relacione con un este dibujo. Sin embargo, nuestro enemigo no tiene nada que ver con lo anterior.
Uno de los propósitos de Dios al darnos su Palabra es el de darnos claridad en cuanto a la vida, en cuanto al hombre y su condición y también en cuanto a nuestro adversario. De modo que el Señor, con la finalidad de prepararnos, nos revela particularmente la identidad del diablo.
Está escrito en Isaías 14:12-15 cómo fue que Lucifer se convirtió en Satanás. En este pasaje, el “lucero de la mañana” se refiere a Lucifer. Explica cómo “el hijo de la aurora” se convirtió en Satanás. Originalmente Lucifer era un arcángel, pero fue echado del cielo. Fue degradado por causa de su arrogancia y se convirtió en Satanás. Quiso ocupar el trono y hacerse semejante al Altísimo.
La Biblia dice: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18). Como tal, el orgullo es la naturaleza y esencia del diablo. Y él trata de inyectar ese mismo veneno sobre nosotros. A veces pensamos que somos buenos, lo suficiente como para que nos alaben. O tenemos la idea de que podemos llevar a cabo nuestra vida sin la guía de la Palabra de Dios o sin la oración. Además, dudamos de la Biblia. Hay quienes nunca reconocen sus faltas. Todo lo anterior no es otra cosa sino los pensamientos del diablo que tienen lugar en la mente del hombre.
La Biblia nos dice que Lucifer no estaba solo cuando se rebeló contra Dios, sino que a un tercio de los ángeles los hizo caer también (Apocalipsis 12:3-4).
Por eso, un tercio de los ángeles fue juzgado y todos ellos se convirtieron en espíritus demoniacos. Satanás y estos espíritus malos que fueron expulsados por Dios ahora están en posesión del poder del aire (Efesios 2:2-3), robando, matando y destruyendo a las personas. Pero la Biblia dice que, al final de los tiempos, ellos serán puestos en el lago de fuego que arde con fuego y azufre (Apocalipsis 20:10).
Puesto que saben que su castigo está cercano, los espíritus malos están poniendo en acción toda su energía para obstruir el reino de Dios.
Incluso hoy, el diablo está trabajando sin cesar para adquirir el trono de Dios en el corazón de todos los hombres. Está luchando para robar a los hijos de Dios. El diablo trata de sembrar el orgullo en nuestro corazón, sin que nos demos cuenta, y trata de arrastrarnos al pecado delante de Dios. Por eso, siempre debemos estar alertas y escudriñarnos a nosotros mismos para no ser orgullosos.
Por favor, no olvide que el orgullo va delante de la destrucción, y que la altivez de espíritu va delante de la caída. Por tanto, evítelos y a través de la oración, la Palabra de Dios y su comunión con él, y viva una vida de humildad y sencillez.
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