Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).
Conservar en nuestro corazón pensamientos correctos es fundamental para que nuestra alma descanse. Si los pensamientos que dejamos que se aniden en nosotros solo son pesimistas, derrotistas y fracasados, entonces, nuestra alma vivirá en una prisión de angustia y desesperación.
Por lo tanto, resulta fundamental llevar nuestra mente a un lugar en el cual podamos beber el agua de la esperanza. Esto dará como resultado una vida positiva y optimista. ¿A dónde podemos ir a beber el agua de la esperanza? ¿En dónde está la fuente que puede dar confianza y esperanza a nuestra mente? Ese lugar es la cruz de Jesucristo.
Pensar de manera positiva y ser optimistas, es tener la certeza de que Dios está verdadera y absolutamente con nosotros. Si usted tiene esta clase de convicción, perderá el temor a la vida y al futuro, por más que se encuentre ante un fracaso o una frustración.
Para aquel que viene a la cruz y deja que su mente se llene de la redención de Cristo, no hay desesperación. Para nosotros los cristianos, la victoria está apoyada en la base de la obra de Cristo. Es decir, nuestro éxito tiene como fundamento la obra que Jesús realizó. Dios nos bendice, nos da ese “plus” que nos revitaliza, a fin de guiarnos hacia una vida positiva.
Tomado de la mano de su padre, un niño asistió a la iglesia un domingo. El padre estaba orgulloso de su hijo, quien recientemente había ingresado a la escuela primaria, y había aprendido el abecedario, la suma y la resta.
No obstante, el pastor predicó un mensaje bastante complejo y difícil de entender. El mensaje que contenía elementos filosóficos, históricos y teológicos era difícil de entender aún para el padre. En su incomodidad, trató de relajarse con unos movimientos leves, pero se sorprendió cuando observó que su hijo miraba atentamente el púlpito del pastor.
El niño estaba quieto y muy atento. Con asombro, el padre solo atinó a pensar: “¡Qué niño más inteligente! ¡Entiende toda la predicación!” Luego de haber finalizado el servicio de adoración, y de regreso a casa, le preguntó a su hijo: “El mensaje de hoy fue muy complejo, pero vi que estabas muy atento. ¿Entendiste lo que dijo el pastor?”
Para su sorpresa, el niño respondió: “Realmente no, papi. No entendí nada”. Algo frustrado, el padre dijo: “Entonces, ¿por qué estabas tan atento a las palabras del pastor?” El niño dijo: “Papá, no entendí el mensaje, pero sí capte el significado de la cruz que estaba dibujada en el púlpito del pastor. Me di cuenta que la cruz es igual al signo de la suma que aprendí en la escuela. Pienso que creer en Jesús es sumar”.
Con la mano en la barbilla y los ojos mirando hacia arriba, el padre dijo: “¡Muy bien! Predicas mejor que el pastor. Correcto. He asistido a la iglesia durante muchos años, pero es la primera vez que me doy cuenta que creer en Jesús es vivir positivamente”.
La cruz, en términos matemáticos, es el símbolo de la suma. Es decir que creer en Jesús es sumar y y alcanzar más. Dios sumó el perdón en nuestras vidas pecaminosas, sumó la esperanza, sumó la victoria, sumó la sanidad en nuestras enfermedades y sumó la bendición del cielo en nuestras manos vacías.
Romanos 5:8 dice lo siguiente: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. Esta es la misericordia de Dios. La Biblia dice que ahora estamos justificados ante Dios y nos da un título que no puede ser removido: “Reconciliados”. Aquel que cree en Jesús, ya se ha reconciliado con Dios.
El pastor Spurgeon decía que la cruz es la reconciliación del hombre (el madero horizontal) con Dios (el madero vertical). Y que el significado de la cruz es la paz entre el Creador y su creación. Por ende, la persona que cree en Jesucristo llega a encontrarse en un estado de reconciliación y paz con Dios.
Si usted construye su vida al rededor de Cristo, quien murió en la cruz y resucitó al tercer día, entonces gozará de la abundante gracia de la reconciliación. También, experimentará la asombrosa bendición de la paz y el reposo del alma. Para vivir vidas positivas, optimistas y para encontrar descanso para nuestras almas, debemos venir a la cruz de Jesús con sinceridad.
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