La carrera de la fe

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante (Hebreos 12:1).

En la Biblia, la vida cristiana es comparada con una carrera. Es decir que cada persona que ha creído en Cristo y le ha recibido como Señor y Salvador, se encuentra corriendo la carrera de la vida cristiana.

El escritor de la carta a los Hebreos dijo: “Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Pablo, en su reprensión a los Gálatas les dijo: “vosotros corríais bien”. Por consiguiente, la persona que cree en Cristo es la persona que corre la carrera de la fe.

Cuando era niño, en la escuela teníamos una clase que se llamaba educación física. Esta clase se llevaba a cabo fuera del aula. La primera vez que la tomé estaba en el segundo grado y la maestra nos pidió correr alrededor del módulo. Cuando corrí deje rápidamente a todos atrás debido a que yo era muy veloz. Pero como no entendí bien las indicaciones me metí al salón y me senté en mi lugar. Me pareció extraño que nadie más viniera. Así que salí y me di cuenta de que me estaban buscando.

Aunque era el más veloz perdí la carrera porque no conocía las reglas ni había entendido mi papel en la carrera.

Como tal, nosotros debemos considerarnos como corredores y tenemos que hacer nuestro mejor esfuerzo por no quedar rezagados. Naturalmente, nadie quiere quedar descalificado y postrado junto al camino.

Esta es la razón por la que debemos aprender a correr la carrera de la fe.

Lo primero que tenemos que hacer al entrar en la carrera de la fe es despojarnos del peso y del pecado. Ene este versículo, el peso se refiere al amor al mundo, a la avaricia y a la codicia. Como creyentes, debemos apartarnos de estas ideologías, ya que representan un obstáculo y un peso que nos impide participar de la carrera de la fe.

Lo segundo es que debemos vivir en santidad y en obediencia a Dios. Para lograrlo, primero tenemos que conocer y amar a Dios. También debemos orar para ser llenos del Espíritu Santo. Es importante que al correr esta carrera mantengamos los ojos puestos en la segunda venida de Cristo.

Sin lugar a dudas, estamos envueltos en la carrera de la fe. Si queremos triunfar y tener éxito, debemos seguir las pautas de la Palabra de Dios.