Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades (Efesios 6:12).
Ahora que estamos en la luz hemos despertado a una nueva vida. Somos hijos de Dios y a partir de nuestra conversión llevamos una marca espiritual llamada”Redención”. Todo esto nos fue concedido por la sangre de Jesucristo. Esta escrito en la Biblia: “En quien tenemos redención por su sangre” (Efesios 1:7).
Al haber despertado espiritualmente, la Biblia nos dice que tenemos una batalla espiritual que luchar. Esto se refiere a una lucha que cada creyente tiene, sin excepción. Esta batalla es distinta a todas las que se libran en el plano natural. Sin embargo, se gana de la misma manera. En el plano natural, gana el más fuerte, el que tiene más arsenal o el que está en una posición más alta. Y así mismo es en el plano invisible espiritual.
La Biblia afirma: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades” (Efesios 6:12). Esta lucha espiritual es diferente, únicamente en el sentido de que no se puede ver. En otras palabras, es una guerra invisible. Entonces, ¿dónde comienza esta guerra y cómo podemos prevalecer?
En el principio, Adán y Eva, fueron creados como los gobernantes y reyes del mundo. Ellos tenían todo poder y autoridad en la tierra (Génesis 1:27-28). En pocas palabras, el mundo era suyo y no había quién pudiera oponérseles.
Sin embargo, fueron seducidos por el orgullo que procedía de la mentira del diablo. De esta manera, al ser engañados y al encontrarse cegados por su arrogancia, comieron del árbol prohibido y quedaron destituidos de la gloria de Dios. De este modo, fueron despojados de su autoridad y alguien más la tomó en su lugar. Pero, ¿quién fue? Cabe mencionar que la respuesta es aterradora.
En la tentación del desierto, el Señor Jesús enfrentó a Satanás quien proclamaba abiertamente tener la autoridad del mundo (Lucas 4:6). Adán y Eva jamás imaginaron que la autoridad que les había sido dada para bendición terminaría en manos del diablo para su propia destrucción.
Desde entonces, el diablo gobierna el mundo y oprime al hombre a través de las fortalezas de desesperación, pobreza, enfermedad, destrucción y amargura. Y ha levantado un reino de terror a lo largo del mundo. Todavía hoy, el adversario oprime a la humanidad. Sin embargo, aquellos que reciben a Cristo como Señor y Salvador son librados del poder de Satán.
Para luchar la batalla espiritual, primero tenemos que plantarnos firmes en la redención de Jesucristo y aceptar en nuestro corazón que nuestra condición y nuestra posición ha sido cambiada. Esta es la clave que nos lleva a la victoria.
Si deseas recibir nuestros materiales en tu celular, envíanos un mensaje de WhatsApp con tu nombre al +5213322061834 ¡Es gratis y siempre lo será!
Comments