Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.(1 Corintios 6:11.).
Creer en Cristo, en realidad, es más que una mera creencia humana. No se trata de una filosofía o una teoría. En términos sencillos, creer en Cristo es venir a la fuente de gracia, milagros y esperanza. Creer en Cristo es poder beber de esa fuente cada día y ser saciado, llegando a experimentar grandes cambios y transformación en nuestra vida.
Cuando el reino de Dios se establece en nuestra vida, viene una limpieza al corazón. El poder Cristo nos limpia de los malos deseos, de toda amargura y nos lleva a vivir en felicidad y paz. Además, el reino de Dios nos lleva a vivir vidas justas delante del Señor, en las cuales evitamos el pecado y la desobediencia. No solo eso, sino que nuestros pecados son perdonados y comenzamos a llevar una correcta relación con el Señor.
Justamente este domingo, antes de subir al púlpito a predicar, una hermana se acercó a mí. Por lo regular, trato de concentrarme en el mensaje que voy a predicar y por eso saludo a todos solo con una sonrisa y un buenos días. Obviamente, al final trato de acercarme a todos, saludarlos con un fuerte abrazo y preguntarles por la familia. Pero considero que, antes de predicar, debo mantenerme concentrado y con una mente centrada en el Señor. Por eso, trato de no abordar los problemas de las personas, sino hasta el final.
Sin embargo, en esta ocasión, noté en esta hermana un deseo de compartirme su vivencia. Ella me comentó que una mujer le había hecho daño hace muchos años atrás, destruyendo su familia y quitándole al esposo. Pero hubo algo que me dejó atónito. Ella me decía que esta mujer estaba enferma, en el hospital, sufriendo de una grave enfermedad. Y que, desde el momento en que la hermana recibió a Cristo, Dios la bendijo concediéndole un corazón de perdón.
En su caso, muchos de nosotros estaríamos llevando una vida de amargura y odio contra la persona que más daño nos hizo. Pero esta hermana, al creer en Cristo le fue concedido el poder del reino de Dios para vivir una vida libre de rencor y resentimiento, y permanecer en victoria.
Lo que me dejo boquiabierto fue el hecho de que esta hermana me dijo que, al salir del servicio de adoración, esa misma tarde, ella iría al hospital a orar por aquella mujer que la hirió en el pasado, que le compartiría de Jesucristo y que sería un apoyo para ella. Me dijo además que le había estado compartiendo versículos bíblicos.
Después de escucharla me di cuenta de que en realidad el reino de Dios había llegado a la vida de esta hermana.
Un predicador muy antiguo, dijo: “La vida cristiana es imposible para el hombre. Y qué bendición que sea así. La única manera de vivir el cristianismo es mediante el poder de Dios actuando en nosotros”. Orar, perdonar, prosperar, vencer sobre la tentación, dejar a una lado la venganza, todas estas cosas, son imposibles para mí y para usted. Necesitamos la gracia divina para poder vencer.
El apóstol Pablo dijo: “…” (1 Corintios 6:9-10). Por todas estas cosas anteriores es imposible heredar el reino de Dios. ¿Cuál es entonces nuestra esperanza? La lectura continua: “…” (v. 11). Esto solo se puede recibir al creer en Cristo. Si usted le recibe el día de hoy y le entrega su vida, invitándole a su corazón, entonces será lavado de la amargura y el odio, podrá llevar una vida justa y sentirá la libertad del pecado.
El hombre, para poder participar de las bendiciones del reino de Dios, primero tiene que abrir sus ojos para comprender su necesidad de ser salvo. Y cuando reconoce su necesidad puede mirar a Cristo y vivir.
Desde luego, Las bendiciones del reino de Dios solo pueden ser poseídas por personas decididas y valientes. Alguien dijo: “El reino de Dios es para todos, pero no para cualquiera”. Es decir, se trata de creer que es nuestro, poseerlo mediante la fe y avanzar. ¿Acaso hemos olvidado las palabras del Señor cuando dijo: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mateo 11:12)?
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