"Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia." (Colosenses 3:12) En Jeremías 2:13, el Señor resaltó dos males que el pueblo había cometido contra Él. El pasaje dice así: “Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. El Señor les recrimina, en primer lugar, que lo dejaron a Él. Esto significa que le dieron la espalda, desecharon su camino y olvidaron sus palabras. En segundo lugar, el Señor los reprende por haber cavado cisternas rotas, incapaces de retener el agua. Las cisternas rotas se refieren a los métodos del hombre y su búsqueda del sentido de la vida separado de Dios. El agua que aquí se menciona se refiere a la paz, a la felicidad y al entusiasmo por vivir. Cuando el Señor les dice que uno de sus males fue cavar cisternas rotas que no retienen el agua, les estaba diciendo: “Ustedes fueron tras sus métodos, sus ideologías y su modo de vida, creyendo que serían felices. Sin embargo, no pudieron retener el agua de la felicidad y de la paz. Quedaron como pozos secos”. En palabras más sencillas, el mal que cometió el pueblo consistió en buscar la propia felicidad, la paz y el sentido de la vida, separados de Dios, creyendo que se puede vivir sin el Señor. Naturalmente, solo les salió al encuentro la infelicidad y la amargura. Lo anterior, desde luego, es una de las advertencias que Dios nos da para la vida. Nuestro Dios no quiere que nosotros vayamos por el camino equivocado, el cual nos dirige al dolor y a la desesperación. Por esta razón, en su Palabra se encuentran descritos los caminos que debemos evitar. Recuerde lo que dice el rey sabio en Proverbios 14:12, que: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte”. Ciertamente, en esta vida hay muchos caminos. Algunos de ellos parecen buenos, pero otros nos arrastran a una destrucción irremediablemente. El único camino que nos puede guiar a la bendición y a la paz es el camino de Dios. Por lo tanto, debemos evitar los caminos que nos llevan al dolor y a la maldición. Entre ellos, se encuentra el camino de la soledad. Es de esto que quiero hablar con ustedes el día de hoy. La soledad hace que una persona se sienta derrotada y abrumada. Cuando hablo de la soledad no me refiero a la que uno experimenta cuando no tiene compañía. Me refiero a la soledad del corazón, producida por el egoísmo y la falta de interés en los demás. Tendemos a pensar que la soledad es únicamente cuando una persona vive en una casa sin nadie más. Sin embargo, hay un tipo de soledad que se lleva en el corazón por causa de un corazón individualista que no piensa en el bien de otros, sino en el suyo propio. Cuando una persona es egoísta y es indiferente a la felicidad de los demás se vuelve fría e insensible. Por esta razón, se desarrolla en su corazón un complejo de soledad, frialdad e indiferencia. Este tipo de personas, no son bienvenidas en ningún lugar y a donde quiera que van siempre dejan una estela de dolor y menosprecio. Mis amados, Dios no quiere que ustedes vivan con un corazón frío y lleno de soledad por causa del egoísmo. Ese camino destruye a las personas y las hace sentir derrotadas frente a la vida. Finalmente son arrastradas a la propia aniquilación. Dios no hizo al hombre para que estuviera solo, sino que le hizo una compañera de vida: Eva. Por lo tanto, no es el deseo de Dios que vivamos con un corazón individualista y egoísta. ¡Eso está mal! Mientras Dios creaba el cosmos y llenaba de vida el mundo nuevo que había formado, rebosaba de gozo por su creación. Por eso, la frase más mencionada en Génesis 1, el pasaje que nos relata el proceso de la creación, es: “Dios consideró que esto era bueno”. Génesis 1:4 dice: “Dios consideró que la luz era buena”. Génesis 1:10 declara: “Dios consideró que esto era bueno”. Así mismo, el versículo 11, al final dice: “Dios consideró que esto era bueno”. Y así sucesivamente. En todas las veces, después de crear algo, el Señor reiteraba que su creación era buena y esto era un motivo de sumo gozo para Él. De pronto, el finalizar la creación e introducir al hombre al huerto del Edén, el Señor notó que algo no era bueno. En Génesis 2:18 dice así: “Luego Dios el Señor dijo: No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”. La única vez que se dijo que algo no estaba bien en la asombrosa creación de Dios fue cuando el hombre estuvo solo. Por eso, el Señor le hizo una ayuda idónea: Eva. Ella sería una compañera de viaje, alguien que estaría a su lado para disfrutar de las bendiciones de Dios. Ahora, ¿qué quiere decir todo esto? Que Dios no creó al hombre para que éste viviera solo, con un corazón individualista y egoísta, centrado en sí mismo. No. Dios hizo al hombre para que viviera en comunidad, en compañerismo y rodeado de otros seres humanos. Por eso, nunca es la voluntad de Dios que vivamos con corazones egoístas, individualistas que solo piensan en el bien propio. Quien vive de esta manera, no importa cuánta fama pueda tener, ni cuántas riquezas pueda amasar, inevitablemente será arrastrado a una vida deprimente. El egoísmo, el individualismo y el vivir solo para uno, son un camino que debemos evitar. Este es el camino de la soledad. Por el contrario, Dios nos creó para llevar vidas de servicio, amor y bendición para nuestro prójimo. Aquel que quiera ser feliz, que de verdad quiera disfrutar de la vida, tiene que derribar la barrera del egoísmo y buscar bendecir y servir a las personas que le rodean. Hace días leí un artículo en la revista Selecciones, titulado: “Las personas más longevas del mundo”. En dicho artículo, se revelaba un hallazgo descubierto en el 2008 por un grupo de especialistas de la salud. Este apartado describía que las personas que viven por más tiempo son aquellas que socialmente son más amables y respetuosas con el prójimo. Aquella persona que sonríe y dice “Buenos días” a su vecino con una actitud sincera, aquel que trata con amabilidad al mesero o al cajero del supermercado. La persona que siempre agradece y dice “Que tengas lindo día”. El esposo que se despide de su esposa con un beso, antes de ir al trabajo. Todas estas personas, de una manera asombrosa, tienden a vivir más. Hasta antes del 2008 se creía que las personas que más vivían eran solamente aquellas que llevaban una buena alimentación, mantenían rutinas de ejercicio, se abstenían de fumar, tomar y desvelarse. Sin embargo, el nuevo hallazgo si bien no negaba lo anterior, decía que una persona afable, amigable y servicial, llegaba a vivir entre 7 a 12 años más que las personas que solo cuidaban el ámbito físico. ¿Qué fue lo que descubrieron estos especialistas de la salud? Que Dios no se equivoca. Dios nos hizo para vivir con amabilidad, sinceridad, servicio y bendición hacia nuestro prójimo, comenzando por los miembros de la familia. Mire lo que dice Colosenses 3:12: “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia”. Estos son los vestidos que un cristianos debe llevar a todas partes. En los tiempos bíblicos, las ropas de una persona eran sumamente determinantes. Uno podía saber que clase de persona era alguien tan solo mirando sus vestidos. Los fariseos, vestían como fariseos. Los publicanos, vestían como publicanos. Las prostitutas, vestían como prostitutas. Por eso, Pablo les dice a los cristianos: “Usen los vestidos propios de la vida cristiana”. ¿Cuáles son? La bondad, la humildad, la amabilidad y la paciencia. Además, Filipenses 4:4 dice así: “Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca”. Mis amados, si ustedes quieren disfrutar de esta vida y sentirse llenos y plenos, tienen que comenzar por deshacer el egoísmo en sus relaciones y en su forma de vida. Lleven una vida de servicio a su prójimo y antes de marcharse de algún lugar, asegúrense de que las personas que los rodean sean felices. En otras palabras, vivan para ayudar a otros a alcanzar la felicidad, comenzando por las personas del hogar. Si lo hacen así, el amor de Dios desbordará en ustedes y experimentarán una bendición sin precedentes. El egoísmo es como un hongo que deteriora nuestras relaciones personales, a demás de que destruye la conciencia de la presencia de Dios en nuestras vidas. ¿Saben por qué razón el reino de Dios perdurará para siempre mientras que el reino de las tinieblas será destruido? Porque el reino de Dios es un reino de amor y misericordia, mientras que el reino de las tinieblas es un reino de egoísmo e individualismo. El amor dura para siempre, porque el amor es de Dios. Sin embargo, el egoísmo, que es la ausencia de Dios, será finalmente destruído. Amados, permítanme preguntarles: ¿quieren ustedes ser felices? ¿Quieren gozar y disfrutar de esta vida? Entonces, inviten a Jesús a sus vidas y obedézcanlo en todo. Pues donde está el Señor Jesús, está el amor. Y donde hay amor, nada falta. Manténganse unidos en familia, en matrimonios, en amistades y no permitan que el egoísmo los separe. De esta forma, podremos salir victoriosos en esta vida. #As #MeditacionesAscender2020 www.ascenderiglesia.com Si deseas recibir los audios de las Meditaciones Ascender en tu celular, únete a uno de nuestros grupos oficiales, dando click aquí: https://chat.whatsapp.com/CqGLnLFVaNjDg9YeLtQLF7 Si Dios ha puesto en tu corazón hacer una ofrenda o un donativo para impulsar las Meditaciones Ascender, puedes hacerlo desde aquí: https://www.ascenderiglesia.com/donaciones
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