Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios (Romanos 8:14).
Dios ha trazado un plan para el mundo y para todo lo que en él hay, desde el pasado remoto hasta el futuro. Además, Dios tiene planes para cada individuo. Esto se debe a que nuestro Creador es un Dios de propósito. Por lo tanto, todo cuanto hace tiene una razón de ser.
El Salmo 139:16 declara que Dios nos creó y así mismo tiene un proyecto para nuestras vidas. El título de este salmo en la traducción Reina-Valera es: “Omnipresencia y omnisciencia de Dios”. Esto equivale a que Dios está en todo lugar y conoce todas las cosas. Ese es el Dios que adoramos, un Dios trascendente. Con el fin de andar por la senda que Dios nos ha preparado, en primer lugar tenemos que sintonizar nuestros oídos espirituales para oír la voz de Dios. Es decir, debemos prepararnos para escuchar la guía del Espíritu Santo.
Una vez, me entrevisté con un hombre de negocios que había llevado una vida desordenada, de alcoholismo e infidelidades, y se sentía terrible por la manera en la que vivía. Mientras platicábamos, él me decía que no estaba seguro de seguir el camino de Dios. Argumentaba diciendo: “No estoy seguro de que si sigo a Dios, Él me vaya a llevar a un buen lugar” Me decía: “¿Y si me arruina, y si me va mal?”
Estoy convencido de que este es un temor latente en muchas personas. Son muchos los que el día de hoy no entran en el camino de Dios, en un compromiso real y sincero, y no se toman en serio su relación con el Señor, porque tienen el temor de que el Señor les vaya a destruir. No están seguros de que los caminos de Dios sean perfectos y de bienestar para sus vidas. Por eso, prefieren mantener sus vidas en sus manos.
Una mujer vino a la Conferencia hace dos años y al final, se quedó para platicar conmigo. Ella me decía: “Yo nací en la religión tradicional y toda mi familia es tradicionalista. Pero he escuchado atentamente la Palabra de Dios y no me cabe duda que es verdad. Pero, ¿siento que estoy traicionando mis creencias y tengo temor? De verdad —me decía ella —si entrego mi vida al Señor ¿será algo bueno? Si obedezco a Dios ¿qué sucederá?”
La tome de las manos, la miré a los ojos y le dije: “Si Dios le han hablado el día de hoy y usted sabe que Dios le está indicando el camino, sígalo. Porque todos los caminos de Dios son paz, son bendición y son plenitud”. Al final, esta mujer tomó una gran decisión. Abandonó el camino de la tradición y se convirtió a Cristo y a la Palabra de Dios.
Hoy en día, ella es una de las mejores líderes y tiene una célula de adoración en su casa. Ha guiado a sus hijos a Cristo y está experimentando una gran bendición y plenitud en su vida. Hoy en día, cuando ella comparte su testimonio, lo hace con poder, y siempre dice: “Conocer a Cristo y obedecer a Dios ha sido la mejor decisión de mi vida”.
Usted y yo, si queremos caminar con Dios, debemos estar dispuestos a escuchar su voz y seguirla. Pero primero debemos estar absolutamente convencidos y persuadidos de que el camino por el cual nos guía es uno bueno, de bendición, de paz, de restauración, de plenitud. Así son los caminos de Dios.
Encontramos en Proverbios 3:16-17 algo asombroso. Aquí, el proverbista habla de la sabiduría que se encuentra en Dios. Todo el que recorra la senda de Dios hallará largura de días, deleite eterno y paz. Además, Isaías 48:17 declara una verdad al respecto: “Así dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña para tu beneficio, que te conduce por el camino en que debes andar” (LBLA).
Quiero pedirles algo. Mi petición es que tomen estos pasajes y se aferren a ellos mientras caminan con Dios. Que se aferren a la innegable y absoluta verdad que dice: “El camino de Dios y sus propósitos son eternamente bendición, plenitud y paz”. No dudemos de esto ni por un segundo. Si llegamos a encontrarnos en el camino de Dios y en su perfecta voluntad, no habrá mejor lugar en toda la tierra en el que nos podamos hallar.
Por otra parte, la Biblia nos enseña con toda claridad que los hijos de Dios tienen la bendición y el privilegio de ser guiados por el Espíritu Santo. Es decir que, poder entrar en el camino preparado por Dios, es una promesa que recibe cada hijo de Dios y cada creyente (Romanos 8:14).
Hay dos razones por las que no podemos entrar en el camino preparado por Dios. Primero, por la desobediencia. Segundo, por la incredulidad (Hebreos 3:15-19). Para que podamos escuchar la voz de Dios y entrar en su camino, debemos volvernos a Dios de todo mal camino, en arrepentimiento y confesión de nuestros pecados. Además, debemos optar por la fe y la confianza en su Palabra. Solo de este modo podemos entrar en el camino de Dios.
Tiene que haber un arrepentimiento genuino y una verdadera conversión. Y se tiene que tomar en serio el compromiso con Dios y la fe. De otro modo, por más que lo intentemos, no podremos andar con el Señor.
Haga esta oración conmigo.
Padre celestial, gracias te damos porque tienes un plan de bendición, plenitud y paz para nosotros. Te alabamos y te bendecidnos porque tú nos guías por un camino bueno, que trae gozo a nuestras vidas. Ayúdanos a quitar de nuestra vida la incredulidad y la desobediencia. Y que de este modo, podamos caminar contigo. Te agradecemos por todo. En el nombre de Jesús, tu Hijo y nuestro Salvador. Amén y amén.
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