El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias (Salmo 103:4).
El cristianismo es conocido como la religión del cambio y la transformación. Esto significa que la persona que recibe el evangelio, creyendo en Jesucristo, recibe el milagro del cambio.
Ese cambio es el que convierte a hombres viles y crueles en ovejas que siguen y aman a su Señor. Es el cambio que hace que hombres que viven en oscuridad vengan a la luz y lleven vidas limpias y justas. No solo eso, es el cambio que nos hace salir del pozo de desesperación para coronarnos con el favor y la misericordia de Dios.
En la vida, muchas veces nos encontramos en el pozo de la amargura, del dolor, de la ristra y de la confusión. Llegamos a sentir grandes cargas que nos oprimen y nos impiden continuar.
Ante tal situación, debemos mirar al Señor y recordar su preciosa promesa para nuestra vida: "El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias" (Salmo 103:4). Este es un cambio de condición asombroso.
Dios nos hace salir de ese pozo terrible por medio de su Palabra, cuando clamamos a Él y esperamos con confianza su respuesta. Debemos estar seguros de que Él nos librará y nos dará su ayuda. Quien pierde de vista esta verdad, pierde también el camino y por consiguiente la paz.
No solo esto, el cambio que Dios realiza es en el cual Él mismo pone una corona de ayuda, favor, gracia y misericordia sobre nosotros. Esto significa que nos convertimos en los reyes de las circunstancias y podemos llevar una vida de éxito y de bendición.
Esta es la razón por la cual los cristianos no debemos desanimarnos ni frustrarnos, sino que debemos tener esperanza y creer que los milagros de Dios sucederán algo asombroso será llevado a cabo en nuestra vida. A partir de hoy, tengamos esta esperanza.
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