"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado." (Isaías 26:3) En Mateo capítulo 8, encontramos la historia de un centurión que necesitaba la sanidad para uno de sus siervos. Al venir ante Jesús, este hombre expresó su fe al decirle al Señor, en el versículo 8: “Solamente di la Palabra y mi siervo sanará”. Fue en ese momento cuando el Señor se maravilló y dijo unas palabras que permanecen latentes hasta nuestros días. El Señor le dijo al hombre: “Ve, y como creíste, te sea hecho” (Mateo 8:13). La Biblia afirma que en aquel mismo instante, el criado fue sanado milagrosamente. Ahora, ¿qué significa esto? Que así como se cree y así como se piensa en el corazón, así sucede en la vida. Significa que aquello que se piensa en el corazón, inevitablemente, es lo que se recibirá. Recientemente, estaba leyendo en una revista acerca de los avances científicos y médicos en el área de la neurociencia. Se dice que cuando una persona sufre un daño cerebral, parte del cuerpo o la totalidad de él se paraliza, y llega a quedar minusválida. La medicina actual ha logrado grandes avances al extirpar los nódulos del cerebro, preservando no solamente la vida, sino impidiendo la parálisis parcial o total del cuerpo. No es mi intención hablar de la parálisis que es provocada por los nódulos cerebrales, sino de los nódulos mentales y del corazón que, aunque son invisibles a los ojos, afectan de manera determinante la vida de una persona. Estos nódulos del corazón, pueden ser los malos pensamientos y la filosofía de vida negativa, que hacen que una persona sea minusválida del fracaso y de la frustración, y llegan a alejarla de la vida feliz que Dios nos dió. La mentalidad es el origen de nuestro estilo de vida, porque la vida se nos presenta tal como pensamos. Por esta razón, debemos erradicar los nódulos del corazón que nos llevan a la destrucción o a la parálisis total o parcial, a fin de experimentar el poder de Dios en nuestras vidas. Y una vez identificados, tenemos que sustituirlos por nuevos pensamientos y una nueva perspectiva de fe. El primer pensamiento negativo a erradicar es la ansiedad y debe ser sustituido por la confianza. Una de las trampas más peligrosas, que puede traer fracaso a nuestra vida, es la ansiedad de nuestro corazón. Una persona con un cúmulo de ansiedad en su corazón, de hecho, ya ha perdido la felicidad. Tal persona se quejará, protestará y hará que otros también estén ansiosos en su casa y en su trabajo, y causará problemas en la sociedad. Dondequiera que él o ella vayan, habrá una reacción en cadena de ansiedad, y en lo que sea que él o ella estén involucrados, finalmente fracasará. Ahora, ¿de dónde proviene la ansiedad? En primer lugar, la ansiedad se origina cuando un problema amenaza nuestras circunstancias y nos supera. Es decir, cuando nos encontramos con un problema que no podemos resolver por nosotros mismos. Es ahí cuando sentimos la ansiedad creer en nosotros. En el evangelio de Lucas, capítulo 8, encontramos una historia muy reveladora al respecto. Se nos dice que cierto día, el Señor Jesús entró en al barca con los discípulos y les ordenó pasar al otro lado del mar de Galilea. Durante el viaje, la Biblia nos dice que el Maestro se quedó dormido. Mientras ellos navegaban atravesando el lago, fuertes vientos desataron una tempestad violenta. Tanto fue así que la barca empezó a anegarse. El agua entraba por todos lados, y a pesar de hacer un gran esfuerzo, nada estaban consiguiendo. Las olas se hacían cada vez más grandes y solo era cuestión de tiempo para que la barca se hundiera. Los discípulos se dieron por muertos y despertaron al Señor en medio de gritos (Lucas 8:24). El Señor se puso de pie y reprendió al viento y a las olas embravecidas. Entonces, la tormenta cesó, y sobrevino la calma. Luego les dijo a sus discípulos “¿Dónde está vuestra fe?” (Lucas 8:25). Un problema familiar, un hijo que se fue de casa, un problema en el matrimonio, quizá una deuda o una enfermedad, pueden hacernos sentir ansiosos y desesperados. Estas situaciones son como las olas que se levantan contra nosotros y nos amenazan. ¿Qué debemos hacer en medio de todo esto? Una persona dijo: “Cuando llevas el sol adentro, no importa si afuera llueve”. Los hijos de Dios tienen dentro el sol de esperanza en Jesucristo. Y no importa si la aflicción, el problema o el dolor nos amenazan, Cristo es nuestra ayuda, nuestro refugio y nuestra respuesta. Puede haber tormentas en nuestra vida. Sin embargo, la ansiedad se origina cuando dejamos que la tormenta entre a nuestro corazón y dudamos de la Palabra de Dios. Cuando miramos las circunstancias el temor se apodera de nosotros. El profeta Isaías declaró: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3). Él nos dio la clave para vencer sobre la ansiedad. ¿Cuál es esta clave? El pensamiento debe perseverar en Dios. La mente de estar fija en Dios. Y a pesar de que seamos visitados por la ansiedad, debemos repelerla con una mente que cree lo que Dios ha dicho. Y debemos confiar que Dios no nos abandona. La Palabra de Dios no cambia, aún cuando el cielo se caiga y la tierra se hunda. Por lo tanto, incluso en la actualidad, si usted pone su fe en la Palabra de Dios y la obedece, mientras ora y espera en el Señor, podrá vivir una vida exitosa, sin sentir la ansiedad en ninguna circunstancia. #As #MeditacionesAscender2020 www.ascenderiglesia.com Si deseas recibir los audios de las Meditaciones Ascender en tu celular, envíanos un mensaje de WhatsApp con tu nombre al +5213322061834 ¡Es gratis y siempre lo será!
De la ansiedad a la confianza
Actualizado: 19 feb 2020
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