Cristo vive en mí
- Marlon Corona
- 25 mar 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 mar 2019
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! (Gálatas 4:6).
Dios, anticipándose a nuestra debilidad, declara en su Palabra: "Yo estoy contigo" (Isaías 41:10). El Señor, quien conoce nuestra fragilidad, sabe que nuestra tendencia es hacia sentirnos abandonados y solos. Cuando una persona llega a experimentar estos sentimientos y los acepta en su corazón se vuelve afligida y desesperada.
El abandono nos hace sentir débiles. Por consiguiente, recordar las promesas de Dios y la seguridad de su presencia en nuestra vida nos da vitalidad y fortaleza. El día de hoy, recordemos que el Señor está a nuestro lado, que Él mora en nosotros y que somos herederos de su bendición.
Cada creyente debe vivir con la convicción de la presencia de Jesús en su vida. A lo largo de nuestra vida, llegamos a enfrentar situaciones adversas y conflictos. Todo esto puede hacernos pensar que Dios nos ha abandonado. Sin embargo, Dios ha prometido: "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!" (Gálatas 4:6).
Aquel creyente que ha creído en Cristo como Señor y Salvador, y ahora tiene fe en sus promesas, debe aceptar esta verdad en su vida. Los que viven con la promesa de la presencia de Jesús en su vida tienden a ser fuertes y estables en la vida.
A partir del día de hoy creamos en la promesa de Dios, vivamos en fortaleza y avancemos en fe. Dios le bendiga.
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