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Foto del escritorMarlon Corona

Cambia el abandono por la cercanía

Actualizado: 20 may 2019

Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides (Deuteronomio 31:8).

Si tan solo nos diéramos cuenta del asombroso poder e influencia que ejercen los pensamientos en nuestra vida personal, entonces pondríamos más cuidado en lo que pensamos y en lo que permitimos que se anide en nuestra mente y en nuestro corazón. El reformador Martín Lutero dijo: “No puedes impedir que el ave vuele sobre tu cabeza, pero puedes impedir que haga su nido en ti”. Esto indica que, en ocasiones, el primer pensamiento que tenemos frente a un problema suele ser negativo y pesimista. Sin embargo, está en nosotros el poder de decisión para rechazarlo o aceptarlo.

Son muchos los pensamientos que tenemos durante el día. Se estima que cerca de 60,000 son los pensamientos que tenemos en promedio en una jornada de 16 horas. La respuesta natural de nuestra mente ante los problemas suele ser negativa. La respuesta sobrenatural y de fe debe ser la que la Palabra de Dios nos provee. En última instancia, la decisión de pensar correcta o incorrectamente, es de cada uno.

Estadísticamente, uno de los pensamientos que más asalta a las personas y que las arrastra a la destrucción, es el pensamiento de ser abandonadas y rechazadas. En el 2015, la revista Selecciones publicó un artículo, titulado: “El enemigo silencioso de la salud mental”. En esta publicación se explicaba que una de las emociones más destructivas para la mente es la sensación de “abandono” y “rechazo”.

Después de realizar una encuesta a más de 7,000 personas entre los 18 y los 65 años, se determinó que este sentimiento de rechazo estaba presente en un 87% de las personas y que llegaba a afectar los estudios, el desempeño en el trabajo e influía en el ambiente familiar.

Sin lugar a dudas, el hombre es un ser que siente rechazo y abandono en su corazón. Ante un problema, pareciera saltar a nuestra mente la idea de que estamos solos y desamparados. Podríamos decir que este es uno de lo mayores temores que tiene una persona: El temor al rechazo y al abandono. Cuando una persona enfrenta algún problema que supera sus circunstancias o una aflicción dolorosa, uno de los primeros pensamientos que viene a nuestra mente es el abandono y la soledad.

Incluso el rey David, llegó a experimentar tales emociones (Salmo 13:1). Esto demuestra que aun los hijos De Dios pueden pasar por episodios como estos. No obstante, los hijos de Dios, quienes hemos sido lavados con la preciosa sangre de Jesucristo, debemos evitar la influencia de este pensamiento y debemos evitar que haga nido en nosotros. Precisamos encontrar seguridad en la Palabra de Dios y llevar nuestra mente a descansar en sus promesas. Es cierto que en ocasiones las circunstancias, nuestro entorno e incluso las personas que nos rodean, nos aseguran que hemos sido olvidados y dejados por Dios.

Sin embargo, ¿qué nos dice la Palabra de Dios? A Josué, el hombre que guiaría a Israel a la tierra prometida, se le dijo en Deuteronomio 31:8: “Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides”. Y esta promesa de Josué nos pertenece también a nosotros. Más tarde, David, al superar la soledad, dijo algo similar (Salmo 138:2-3).

Como es de esperarse, el sentimiento de abandono y el pensamiento de rechazo tiene su origen en el pecado de Adán. Pablo nos recuerda que en otro tiempo verdaderamente estábamos lejos, privados de la cercanía de Dios. Pero en Cristo, hemos sido reconciliados con Dios. Desde entonces, Cristo promete estar a nuestro lado.

La idea de que quedaremos solos, fracasados y abandonados, es el veneno que corrompe la vida. Una persona fracasa más por la idea de quedar abandonada y sola, que por el fracaso en sí, en algún ámbito de la vida. Yo quiero recordarles a ustedes que han creído en Cristo, que han depositado toda su esperanza en Él, que Cristo prometió estar con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Y Él no puede mentir, ni puede fallar a su Palabra. Solo queda una posibilidad, una opción: “Jesucristo está con ustedes el día de hoy”.

Un pastor escribió acerca de Cristo, lo siguiente: “Dijo que vendría, y vino. Dijo que moriría, y murió. Dijo que resucitaría, y resucitó. Dijo que vendría, y vendrá otra vez”. Esta es una tremenda verdad. Podemos añadirle a este pensamiento lo siguiente: “Dijo que estaría con nosotros, y hoy está con nosotros”.

A esta doctrina de la cercanía de Dios y su inamovible permanencia en nuestra vida la llamamos: “La Fiabilidad de Dios”. Todos los días oro por aquellos que escucharán mis audios. Y una de mis peticiones es que, en donde quiera que se encuentren, puedan vencer la soledad, el abandono y el rechazo mediante la total y absoluta certeza en la Fiabilidad de Dios. El abandono es el segundo pensamiento que debemos erradicar de nuestra mente.

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